lunes, 30 de mayo de 2011

Las Licenciaturas en Economía, en pugna

Compartimos varios artículos editados en estos días en medios gráficos nacionales y provinciales.

Por un lado, una nota de Jimena Segura y una columna de opinión de Mercedes D'Alessandro en el diario Tiempo Argentino. Por el otro, una nota del suplemento iEco de Clarín donde se citan las opiniones de las autoridades de varias Universidades Nacionales.
Vale la pena confrontar estas opiniones con las fundamentaciones vertidas en otras columnas ya citadas en este blog. Recomendamos a tal fin:

 La profunda discusión de los contenidos de las carreras de economía de la uba y la unlp

El modelo de país y los futuros economistas

Publicado el 29 de Mayo de 2011

Están en curso sendas reformas curriculares. La realidad nacional y mundial y hasta los más renombrados economistas ya han refutado la infalibilidad de las teorías que todavía hoy son hegemónicas en la academia.
  El debate suscitado acerca del plan de estudios que forma a los economistas, resurgió en el ámbito académico a partir del intento de las autoridades de la Universidad de Buenos Aires de “actualizar”, y el de la Universidad Nacional de la Plata de  “reformar”, los contenidos de la carrera de Licenciatura en Economía. La cuestión aborda el sentido propio del ser economista, y por ende la razón de ser de la economía política como ciencia. En este sentido, la forma en que el contenido se impone es también presa del debate. Esto es, quién y de qué manera se toman las decisiones sobre qué tipo de profesionales requiere la sociedad actual. 

CIENCIA O IDEOLOGÍA. Según un comunicado del Departamento de Economía de la FCE-UBA, en la convocatoria realizada el mes pasado a docentes titulares de la carrera, las autoridades manifestaron la necesidad de que profesores titulares y asociados a cargo de cátedra actualicen los programas oficiales, los cuales deben ser aprobados por el Consejo Directivo. Las actividades a desarrollarse entre el 2010-2014 apuntarían a las “revisión de las materias troncales”, “integración de contenidos y articulación de materias” y “revisión de estándares de materias optativas” .
La convocatoria dio lugar a un amplio debate entre estudiantes, docentes y graduados, sobre cuál debería ser la orientación de la actualización. La última reforma fue realizada en 1997 y en el medio sucedió la crisis argentina de 2001 y la debacle financiera mundial de 2008. De allí el reclamo de que se incorpore en la currícula teorías críticas que cuestionen al cuerpo teórico dominante en la carrera que, según la Asociación Gremial Docente, tiene “carácter excluyente por estar basado, en lo fundamental, sobre la teoría neoclásica”. Los modelos y conceptos económicos resultantes de esta disciplina son considerados por numerosos académicos como un esquema impotente para el análisis de la realidad económica. Así, el filósofo argentino Mario Bunge la catalogó de “semiciencia”.
El surgimiento de la economía política como ciencia se presenta en cuanto las crisis, oscilaciones de precios, la desocupación, aparecen como fenómenos que suceden a espaldas de la consciencia y la voluntad de los hombres, pero que son resultado de su propia acción social. Se trata de una ciencia cuyo carácter social e histórico se condice con la universalización de la producción mercantil mediante la acumulación de capital. De esta forma, la necesidad histórica que enfrentaron los clásicos como Adam Smith y David Ricardo, instó a la búsqueda de  las leyes económicas que se impondrían de forma objetiva a través del mercado, lo que concretó los primeros cimientos de la ley del valor trabajo. La crítica a la economía política que aparece con la obra de Carlos Marx, desarrolló la ley del valor, pero cuestionó el carácter ahistórico y natural otorgado al modo de producción moderno y a sus leyes. La crítica consistió en descubrir el carácter histórico de estas leyes, y de esta forma analizar el germen de su transformación como producto de su propio desarrollo. La acumulación del capital llevaría su propia  aniquilación.
Contemporánea a la contrarrevolución en Europa de la segunda mitad del siglo XIX, surge la revolución marginalista, iniciadores de la escuela neoclásica, por la cual la teoría del valor trabajo es progresivamente desechada y suplantada por nociones donde el trabajo es un factor productivo más, y el equilibrio de mercado el resultado agregado de la acción individual que busca maximizar sus preferencias condicionadas por recursos escasos. El individualismo metodólogico, la desaparición de las clases sociales, el papel secundario del trabajo humano, y esencialmente la ahistoricidad del capital, llevó a que este esquema se imponga y se reproduzca en el mundo, lo que particularmente sucediera en la Argentina durante la dictadura militar.

CÓMO REFORMAR. Martín Trombetta, docente de la FCE en diálogo con Tiempo Argentino, remarcó que si bien existen profesores críticos en la Facultad, desde marxistas hasta post keynesianos, estos “persisten en la clandestinidad académica. Los contenidos no forman parte explícita del programa, y el número es marginal.” Ello estaría sostenido por la precarización laboral: “solamente el 16% de los docentes son regulares y muchos ni tienen designación. La mayor parte no sólo no entraría en la discusión convocada por las autoridades, tampoco tiene representación en el Consejo Directivo.”
Facundo Barrera,  graduado y miembro de AUGE, señaló a Tiempo que la UNLP recientemente presentó un intento de reforma del plan de estudios , “que pretende recortar contenidos y pasar materias obligatorias de la carrera ligadas a las humanidades al carácter de optativas, que deberían cursarse en otro edificio. En la sociedad no existe el mismo consenso, estas nociones son cada vez más impopulares.”

UNIVERSALIDAD DE LA UNIVERSIDAD. La proliferación de unidades productivas y la mayor parcelización del trabajo dentro de las mismas a partir de la revolución industrial de fines de siglo XVIII requirió de la formación de trabajadores que recuperaran la visión integradora del proceso de producción. El economista como trabajador calificado se forma bajo esta necesidad. Su objeto de estudio sufre permanentes cambios. No se trata de conocer sólo las leyes del modo de producción moderno sino también la crítica que expone las determinaciones históricas para su transformación.


Opinión

“Esta ciencia no puede abstraerse del mundo en que vive y no incluir siquiera el rol del Estado”

Publicado el 29 de Mayo de 2011



En la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA no hay una reforma del plan de estudios desde 1997.
En estos 14 años sin duda nuestra economía y sociedad han experimentado profundos cambios, que se plasman incluso en una “vuelta a la política” de muchos que en el 2001 cantaban “que se vayan todos”.  En una sociedad que ha cambiado estructuralmente y que tiene una nueva relación con el Estado,  una ciencia que busca explicar las leyes económicas  no puede hacer abstracción del mundo en el que vive y seguir enseñando con programas que no incluyen siquiera una lectura del Estado y su rol en la economía, o bien, donde no se estudia la realidad desde las distintas perspectivas teóricas.
El sesgo neoclásico (sustento teórico del modelo neoliberal) de la carrera de Economía se observa en la estructura (que se asemeja al índice de los manuales de texto más comunes) y en los contenidos específicos que componen cada asignatura.
Si queremos que la universidad produzca científicos y profesionales que puedan entender su coyuntura, reflexionar y  proponer soluciones a nuestros problemas más acuciantes en América Latina (inflación, desempleo, pobreza, etc.) es necesario revisar lo que hoy se enseña, incorporar lecturas críticas que nos permitan repensar nuestra economía y sociedad.
Este año las autoridades de la Facultad han expresado que pondrán en marcha una reforma.
Para que sea exitosa, debe ser de fondo e incluir en su construcción y debate a docentes y estudiantes.


COMO ESTA CAMBIANDO LA FORMACION DE PROFESIONALES

La fábrica de economistas: nuevo perfil para la “ciencia sombría”

Más de 700 se reciben por año, con una matrícula en alza. Hay mayor participación de las mujeres. El debate por la currícula.
PorSebastián Campanario Scampanario@clarin.com Ezequiel Burgo ESPECIAL PARA CLARIN
Pese a que su reputación sufrió un duro golpe con la crisis de 2001, el club de los economistas sigue sumando socios , y a buen ritmo. La matricula de las principales facultades de Economía de la Argentina no para de crecer: más de 700 egresados se agregan por año a la profesión . Con un peso enorme de la Universidad de Buenos Aires, una participación femenina en ascenso y dificultades de articulación con la demanda laboral posterior, el debate por las currículas de las carreras hoy está al rojo vivo : hay consenso en que existe un déficit de microeconomistas, expertos en regulación y cognitivistas, entre otras especialidades con pedidos en alza .
“No sé si una cancha de River, pero una de Argentinos Juniors sí debemos llenar en la actualidad”, se ríe el profesor de la UBA y de San Martín Guillermo Rozenwurcel cuando se lo
consulta por el “stock” de economistas argentinos. Junto a Gabriel Bezchinsky y a Marisol Chatruc, Rozenwurcel hizo para el BID la radiografía más amplia hasta el momento sobre el mundo educativo y laboral de la “ciencia sombría” a nivel local.
El paper ‘La enseñanza de la economía en la Argentina’ da fe no solamente de una explosión de la demanda de economistas en el país, sino también de su oferta . Actualmente la carrera existe en 20 universidades públicas y 17 privadas, y muchas de ellas se abrieron en los últimos 10 años. Una de las características salientes es la dimensión relativa de la UBA respecto del resto: mientras que concentra el 22% de la matrícula total, en el caso de Economía abarca el 40% .
Rozenwurcel señala en su trabajo que muchos de los docentes de la UBA están entre los economistas más destacados del país. Algunos de ellos, que dictan clase también en facultades privadas, señalan diferencias entre los alumnos de uno y otro lugar. “Se percibe más efervescencia en el aula de una universidad pública, el estudiante viene con más hambre de gloria”, describe un economista reconocido que da clases en una de las privadas top y en la Universidad Nacional de La Plata. Entre las principales debilidades de la UBA que apunta el trabajo; aparecen las pocas horas de dedicación full time que tienen los profesores, los trámites engorrosos y la atención menos personalizada.
El libro de 1002 páginas La enseñanza de economía en la Argentina ofrece distintos perfiles, según la universidad donde se estudie. No es lo mismo la carrera en el CEMA que en la UBA. Si bien la teoría neoclásica es la predominante en el rubro, dista de tener consenso entre los economistas .
Sin embargo, hay que decir, también en la UBA parece haberse producido un cambio durante los últimos años. La enseñanza de la economía keynesiana y la literatura de economistas como Don Patinkin, Axel Leijonhuvud o Robert Clower –que paradójicamente estuvo en su pico de popularidad durante la década del noventa– fue quedando de lado en los últimos años . “Es una lástima, hoy no se enseña tanta macroeconomía como antes”, dice Roberto Frenkel, investigador del CEDES. ¿El motivo? La ciencia avanzó hacia otras fronteras .
Uno de los temas recurrentes en la discusión sobre cómo se forman los economistas de la generación Y es la incidencia de las matemáticas en la currícula. Walter Sosa Escudero, director del Departamento de Economía de la Universidad de San Andrés, ofrece un par de reflexiones al respecto. “¿Hace falta más econometría? No, hace falta más economía aplicada . ¿Hacen falta más matemáticas? No, hacen falta mejores matemáticas”.
El trabajo de los responsables de diseñar las carreras de Economía hoy, en alguna medida, se asemeja al de los editores de los diarios: la clave está en filtrar información . El libro más popular para enseñar econometría es el de un autor indio, Damodar Gujarati, que pasó de 536 páginas a 1002 páginas en diez años. “El truco consiste en discutir qué es lo que no se incluye”, dice Sosa Escudero.
La contrapartida de tanta moda con los números es la ausencia de temas claves en la currícula. Leonardo Gasparini, profesor de la Universidad Nacional de La Plata, opina que “en la currícula de la formación de un economista hay un descuido por el estudio riguroso de temas sociales . Por ejemplo, casi ninguna carrera de Economía tiene un curso destinado al estudio de pobreza y desigualdad”.
La mayoría de los programas tienen varias décadas y están algo fosilizados, lo que implica dificultades para incorporar el estudio de áreas nuevas o con fuerte demanda laboral, como economía ambiental, finanzas corporativas, teoría de juegos, economía experimental o evaluación de impacto.
También hay problemas presupuestarios . Durante muchos años, el consenso era que en ciencias sociales era imposible realizar lo que se denomina ‘experimentos controlados’ , como los que se utilizan en medicina y otras ciencias duras. Pero a partir de una iniciativa del Massachussetts Institute of Technology ( Poverty Action Lab ), la ciencia económica importó metodologías de manera exitosa . “Estos experimentos tienen dos ventajas importantes”, explica el rector de la UTDT, Ernesto Schargrodsky. “Primero, la relación de causalidad, cuando el ejercicio está bien diseñado, está fuera de discusión. Segundo, los resultados son fáciles de entender”. Estos estudios se han difundido particularmente sobre temas de desarrollo económico.
Los temas nuevos Hoy en día la economía es una ciencia que entró al placard y no sabe bien qué ponerse para atraer la atención . El profesor de la Universidad de California, Berkeley, John Bradford DeLong, lo describió del siguiente modo: “Los departamentos de economía se están reorientando, después de la gran recesión, de forma similar a como lo hicieron en una dirección monetarista después de la inflación del decenio de 1970”. Pero nadie tiene claro un norte.
Andrés López, director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, brinda su opinión sobre este proceso. “La economía como disciplina académica está en constante cambio y hay una producción abundante de conocimiento en diversas áreas que es producida desde distintas perspectivas. La carrera tiene que combinar la enseñanza de los fundamentos básicos en los distintos campos con la transmisión de las novedades más relevantes”, sostiene.
“¿Cómo debería afectar esto las currículas de las carreras de Economía?”, se pregunta Schargrodsky. “Simplemente, incorporando la enseñanza de las metodologías para entender, replicar y expandir este tipo de estudios”.
Los economistas no explican con éxito muchas de las cosas que ocurren, pero aun así, son cada vez más requeridos .
“No hay problemas con la inserción de los economistas en el mundo laboral. Más aún, en los últimos años los economistas han seguido ampliando su campo de competencias, por ejemplo, en el tema de evaluación de políticas públicas de todo tipo”, dice López.
El hecho de que la opinión pública hable de economía ayuda a la difusión de la ciencia en la Argentina. Incluso en el mundo ocurre algo parecido hoy en día. “Revisando los formularios de inscripción para septiembre de este año, comprobamos que una gran proporción de los aspirantes menciona la crisis financiera como inspiración para estudiar economía ”, dice Juan Pablo Rud, un economista que tiene un doctorado de LSE y es profesor en un college de la Universidad de Londres (Royal Holloway). Rud explica que la mayoría de los estudiantes nuevos vienen del secundario y saben de publicaciones especializadas como The Economist.
Otro factor, explica Rud, que acercó la economía a los chicos del secundario es una competencia que el Banco de Inglaterra realiza entre estudiantes. El juego consiste en que los alumnos asuman el rol de conductores de la política monetaria con el objetivo de alcanzar una tasa de inflación de … ¡2%! Los jóvenes en el mundo tienen cada vez más motivos para estudiar economía. No solamente porque las crisis recurrentes estuvieron y están en el centro de la agenda de todos los países .
La era de los economistas en las pantallas acercó esos antiguos nerds a la gente. Una encuesta realizada unos años atrás en la UTDT arrojó que el economista más admirado por sus estudiantes era John Nash, el premio Nobel de Economía en quién se inspiró la película ganadora del Oscar, Una mente brillante.



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